Al pensar en la relación que históricamente se ha establecido entre la mujer y el mar, resulta casi inevitable la recurrente figura de la sirena. Esos míticos seres encarnados en voluptuosos y seductores cuerpos femeninos, envueltos a su vez en estereotipados rasgos de dulzura y belleza. Todo un perfecto aderezo que, de manera previsible, termina conduciendo al fatal desenlace: que hasta el más recio de los Ulises acabe…