Dic
29
Hace apenas unos días, en este mismo diario, un empleado de Abengoa, anónimamente, lamentaba la amarga situación en la que se encuentran los trabajadores de esta empresa, sumida en una profunda crisis que amenaza a miles de puestos de trabajo. Y encontraba algunos de los culpables: los políticos, que «sólo miran por su culo» y los sindicatos, a los que acusaba de haber estado desaparecidos de la empresa y aparecer ahora «para captar dinero».
Es perfectamente comprensible la angustia de los trabajadores de Abengoa, que de golpe y porrazo se encuentran ante el mismo drama que han vivido y viven millones de trabajadores en toda España, un país cada día más injusto donde las cien grandes fortunas han crecido casi un 10% el pasado año, mientras trece millones de personas malviven bajo el umbral de la pobreza.
Y también es cierto que en el centro sevillano de Abengoa, donde trabajan casi 2.000 de personas, se producía durante años una anomalía llamativa: la ausencia de un comité de empresa que articulara el diálogo con la empresa y defendiera de forma coherente los derechos e intereses de los trabajadores.
Artículo publicado por el diario.es