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Sep
25

El tren que algunos dejaron pasar

Lo ocurrido el pasado martes va mucho más allá de la retirada de la ley o de la dimisión de un ministro. La llegada del Tren del la Libertad a la última estación de este viaje, pone en evidencia muchas cosas y enfrenta a la política ante el espejo.

Las mujeres estamos de enhorabuena. El feminismo español le ha ganado la batalla a un gobierno que pretendía, en su empeño por teñir esta sociedad del mismo blanco y negro de antaño, devolvernos 30 años atrás.

Hubo un tiempo en que al Partido Popular le salían las cuentas, tiempos de oposición en que los brotes verdes no terminaban de aflorar y en el que jugar con el sufrimiento y la desafección de la gente le resultó más que rentable. Hoy, ya en el gobierno, Mariano habla de “raíces vigorosas”, no le queda otra, porque los brotes verdes siguen sin verse por ningún lado. Y las raíces, por muy vigorosas que sean, está por ver cuándo y cómo dan su fruto.

Con quien nunca le terminan de salir las cuentas al Partido Popular es con las mujeres, de una u otra forma terminamos viéndole las orejas al lobo. Esta vez han ido demasiado lejos, y digo han ido porque no ha sido Gallardón en exclusiva, detrás no lo olvidemos está su partido y la consagrada institución que durante la etapa Zapatero cambió las procesiones por manifestaciones. Tras los servicios prestados, y de la misma manera que a los “grandes empresarios” se les obsequió con la reforma laboral, también la Iglesia reclamaba su ofrenda. Y ¿qué mejor ofrenda que el derecho a la vida? (bonita manera de criminalizar a las mujeres).  No importa si es una vida de perros, sin protección social, sin empleo, sin comida, sin sanidad, sin educación…eso es secundario. Lo importante es devolverle a la mujer ese papel de sirvienta y cuidadora que tan bien desempeña en el seno eclesiástico.

Eso sí, lo que empezó por una ofrenda ha terminado en un ministro sacrificado. El ministro de justicia, ferviente católico, anteayer tuvo que retirarse, con sus papeles bajo el brazo y por el mismo lugar por el que llegó.

No estoy en absoluto de acuerdo con quienes sostienen que la reforma de la Ley del Aborto se ha conseguido tumbar únicamente por la cercanía de los procesos electorales. Es una interpretación que, una vez más, resta importancia al movimiento feminista, a su fuerza y a sus conquistas. Algunos deberían reflexionar por qué no se quiere ver lo muy mucho que se lo han pensando antes de “meternos mano”. Mientras, por ejemplo, implacables y contundentes se mostraron con la reforma laboral, ganándole el pulso al sindicalismo y a la clase trabajadora de este país.

Lo que ha ocurrido es que, efectivamente, mientras se veía obligado a repensárselo una y otra vez en un mar de  controversias , incluso con su propio partido, las fechas electorales se le han venido encima al Partido Popular .

Por eso pienso que merece la pena profundizar en el  papel que han jugado los partidos políticos en este asunto y algo más, el papel que juega, o que le dejan jugar, al feminismo en la política.

En la política del día a día, la de “andar por casa” el feminismo sigue sin tener el lugar que merece, más allá de las conocidas “Secretarías de Igualdad” cuya “transversalidad” termina, demasiado a menudo, quedándose en el tintero. Constantemente se reproducen tics y conductas machistas que terminan por excluir del seno de los partidos políticos al feminismo, por arrinconarlo en un submundo donde poco se puede hacer más allá de cohabitar con el orden establecido y confrontar desde los más lúgubres despachos.

Afortunadamente, ya sea por persistencia, ya sea por esa inevitable convivencia, las reivindicaciones y los derechos de esa mitad de la población que aún se encuentra en una situación de desventaja, han calado en la gran política. La política con mayúsculas, esa que se ejerce en el gobierno y en la oposición, la que transforma sociedades impulsándolas hacia adelante o estampándolas contra el pasado, ha incorporado reivindicaciones del feminismo en su gestión.

Claro, que la política la hacen los partidos políticos, esos tan denostados hoy, y que deben mirarse al espejo estos días.

Pero el Tren de la Libertad no ha pasado igual para todos. Desde luego al Partido Popular, hoy en el gobierno, ha terminado arrollándolo. Porque si bien los brotes verdes nunca florecieron, hubo semillas que sí se sembraron bien y hay derechos, como la libertad sexual y reproductiva, el derecho a decidir sobre nuestros propios cuerpos que sí han calado en el conjunto de la sociedad. El partido popular ha fracasado en su intento.

Estos avances y estos derechos están, políticamente, en el haber del Partido Socialista. Por mucho que se lleve ahora criticarlo, no todo se hizo mal, muy al contrario, este partido, en materia de avances sociales, de aquí para atrás, tiene los deberes hechos. Y la sociedad se ha encargado estos días de poner en evidencia que, por ejemplo la ley de plazos, impulsada por este partido, es la que cuenta con un mayor consenso.

Luego están los que de aquí para atrás no pueden contarnos nada porque no estaban, pero es que mucho me temo que de aquí para adelante también se van a resistir a “gestionar políticamente”. Hablo de Podemos, que estos días declaraba públicamente su decisión de no concurrir a las elecciones municipales como partido. Es decir, nos vamos a quedar con las ganas de conocer cómo llevan a cabo esas ideas y esas soluciones casi mágicas que han conseguido, de manera meteórica, ilusionar a gran parte de la sociedad y de la opinión pública. Podemos, a pesar de situarse en su discurso de manera permanente junto al ciudadano de a pie, ese que peor lo pasa  en estos momentos, no se sube a este tren y deja la política municipal para otros. Una postura cómoda para criticar.

Pero no es éste el único tren que Podemos deja pasar. El Tren de la Libertad, también lo han dejado pasar. Hace tiempo que el “feminismo” de Podemos me chirría, por decirlo de alguna forma. Es triste, pero sólo se puede sacar una conclusión de las palabras de una de sus ideólogas, Carolina Bescansa, hace unas semanas y es el interés por priorizar los votos por encima de las ideas. Algo que, desde luego, a mí me decepciona enormemente. Y me lleva a otra reflexión, si hace unas semanas Bescansa hubiera tenido claro que el tren de la libertad iba a conseguir uno de sus principales objetivos ¿Entonces sí hubiera sido el aborto una cuestión prioritaria? ¿De qué estamos hablando?

Y sobre todo, por aclararnos

¿En qué tren se sube Podemos?

APL

25 de septiembre de 2014.

  | 0 comentarios   | Mujeres viajeras, Política, sindicalismo

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