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Feb
10

Cuando los Goya se convirtieron en una algarada

Fue ayer a las diez de la noche cuando dio comienzo el acto de celebración de los Premios Goya. Unos premios que la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas otorga a los mejores trabajos del cine español, son comparables a los “Óscar” americanos o a los “César” franceses.

Si la cosa ya estaba calentita en la edición 2013, lo de 2014 ha sido una “algarada” en toda regla, como diría doña Cospedal. Y desde luego, no sin razón. No puede ser ninguneada la celebración de un acto como éste, que desde el año 1987, supone el reconocimiento del trabajo en uno de los pilares fundamentales de cualquier sociedad, la cultura. Muy al contrario éste debiera ser el verdadero orgullo nacional, la verdadera marca España y no el continuo ridículo que se empeñan nuestros políticos en proyectar allá por dónde van, cada vez que salen del país.

La cultura, en todas sus manifestaciones, la música, el arte, el cine, la pintura, la literatura, es una seña de identidad de todo un pueblo, algo que los gobiernos debieran asumir y no intentar someter o manipular a su antojo.

Un gobierno que no apoya la cultura es un gobierno que rechaza la identidad de su gente, por eso no debe sorprenderle la misma reacción. Y así llevamos algo más de dos años, ellos dándonos la espalda y nosotros reaccionando contra ellos.

Tampoco es que hiciera falta que el mismísimo Presidente del Gobierno se presentara en los Goya, no veo yo a Mariano haciendo lo que Zapatero hizo en 2005…pero qué menos que el Ministro de Educación, Cultura y Deporte, tenga entre su prioridades asistir a una de las ceremonias más importantes de “su negociado”.

Como muy bien decía en su discurso el realizador Mariano Barroso, premiado junto a Alejandro Hernández con el mejor guión adaptado por la película «Todas las mujeres», “si el ministro de Defensa no fuera al desfile de las Fuerzas Armadas, su jefe lo despediría». Efectivamente, y si además no fuera ministro, lo harían con una mano delante y otra detrás, como al resto de parados que han pasado a engrosar las listas del INEM, gracias a ese pedazo de reforma laboral que su gobierno nos ha impuesto.

Si Wert pensaba que ausentándose de la gala iba a librarse del bochorno, se equivocó. Estuvo más presente que nunca, él y su compañero de “travesuras”, Gallardón. No pasan desapercibidas sus políticas “culturales” por llamarlas de alguna forma, tampoco sus mentiras sobre el cine español descritas de manera impecable por Ignacio Escolar en “las cinco grandes mentiras del cine español”.

Si, últimamente me siento cada vez más avergonzada de pertenecer a un país que no reconozco, lo de ayer fue un chute de adrenalina. Al menos alguien en este país es capaz de representar con su voz y su mensaje la indignación que muchos otros sentimos.

Y como colofón el premio a la mejor película documental “Las Maestras de la República”. Recuperando la memoria de mujeres valientes de una época bien distinta, en la que tuvieron lugar cuestiones tan esenciales e innovadoras a la vez, como que la enseñanza religiosa en la escuela pública pasó de obligatoria a voluntaria, se llevó a cabo una de las mayores alfabetizaciones de la población que probablemente haya conocido la historia de este país, la popularización, o el acercamiento al pueblo de la cultura, del cine, del teatro,  de actividades diversas, hasta bibliotecas ambulantes.

Pues eso, por si ayer el ministro no quería sopa, el plato lleno.

APL

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