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May
10

¿De qué lado está Mariano?

Escuchar esta semana la entrevista que le hacía Pepa Bueno en La Ser al Presidente del Gobierno, además de generarme una sensación tremenda de impotencia, me confirmaba una vez más esa realidad que Mariano intenta ocultar, pero que le sale a borbotones a cada momento: a este Gobierno le importa muy, pero que muy poco “lo micro”, mientras se desvive por “lo macro”.

Se le llenaba la boca a Mariano de cifras macroeconómicas, de datos estelares y de previsiones exitosas, eso sí, ni un detalle para la gente de a pie si no es porque las preguntas lo obligaban a bajar a la realidad cotidiana. Más de lo mismo, al margen, otra vez los de siempre, los de los esfuerzos.

Porque unos hacen esfuerzos y otros, patriotas enardecidos, agitan la bandera y acompañan, como contingente armado, a Mariano en su particular cruzada nacional, esa que comenzó hace ya dos años y medio. Ya los conocemos bien, la banca, las grandes fortunas, los macroempresarios y, como no, la iglesia. También (todo hay que decirlo) algún obrero despistado, pero éste más que sacar rentabilidad al asunto, aplaude desorientado.

Gobernar para las élites tiene sus consecuencias, se quedan en el camino cosas tan importantes como la economía familiar y la progresividad fiscal, quedan también aplastados los derechos de la clase trabajadora, privatizados los derechos sociales… y tantas otras cosas. Pero Mariano debe estar pensando, cuando para todos no hay, para “los míos” primero.

Y los suyos son, insisto, primero la banca.

Si te expulsan al paro, te bajan el salario y/o la prestación por desempleo y encima te ha dado por “endeudarte por encima de tus posibilidades” para, por ejemplo, tener un techo (al precio que marcaban “las posibilidades” porque por menos no había)… puede ocurrirte que ahora no puedas pagarlo.

No pasa nada, a ti te desahucian y al banco que te “facilitó” el crédito mientras tenías “posibilidades” le quitan tu roncha y la de muchas otras personas inyectándole dinero público, es decir, el tuyo y el de esas muchas otras personas.

Y efectivamente, no pasa nada, a falta del derecho constitucional a la vivienda, siempre está la caridad familiar. Donde caben dos, caben seis, se “reagrupa” una familiarmente y punto y pelota.

El agujero nacional

Salvada la banca, viene el otro agujero, ese que, de vivir aún Berlanga, seguro que le servía para rematar su famosa trilogía. El “agujero nacional”.

Dice Mariano que tanto gastar, tanto vivir por encima de nuestras posibilidades y tantos, tantos derechos… le hemos dejado una herencia maldita y un Estado en ruinas. Así que a apencar toca para sacar esta gran nación adelante. Para eso “hacienda somos todos”, todos los que no podemos evadirnos fiscalmente, ni desaparecer físicamente, claro.

Que el Reino de España cada día ingresa menos porque, entre otras cosas, sus ciudadanos, holgazanes ellos, han pasado de “individuos activos” a “individuos pasivos”… pues nada, la poca actividad que desarrollen también se la limitamos. Les metemos la mano en el bolsillo cada vez que les de por fumarse un cigarrillo, salir a tomar una cerveza, consumir productos de primera necesidad en el súper…. hasta por encender la luz.

Eso sí, a las grandes fortunas, las premiamos “amnistiándolas fiscalmente” y les pedimos por favor si serían tan amables de, voluntariamente, indicarnos cuales son sus cuentas reales.

Las grandes empresas.

Esas que se organizan en torno a líderes como Díaz Ferrán o Arturo Fernández. Los mismos que hacían palmas hasta con las orejas cuando Rajoy les pagaba su compromiso electoral en forma de reformazo laboral.

¿Que las grandes empresas tienen problemas con sus cuentas? Inaceptable.

Se les traslada el problema a los mismos de siempre. Bajamos salarios, recortamos derechos y si se quejan los echamos por cuatro duros, que sean los trabajadores los que tengan problemas económicos. El ámbito privado y las cuentas del hogar siempre son más invisibles. Y si la cosa va a más, para eso está el “emprendimiento” que sepan lo que sufre un empresario “hecho y derecho”.

Para rematar el círculo, se ataca a todo aquello que estorbe. Los casos más obvios “partidos progres” y sindicatos. Directos a su talón de Aquiles: la necesidad de financiación pública. Que aprendan a financiarse como “dios manda”, con dinero privado, por ejemplo el de grandes “tramas” de empresas.

Probablemente al “obrero aplaudidor” le dolerá menos que su empresa (aunque apoye o financie estas políticas) le baje el sueldo o lo despida con una mano delante y otra detrás, que imaginar que el dinero público pueda estar destinado a políticos rojos o sindicatos.

Quienes nos sentamos cuerpo a cuerpo a negociar (o a intentarlo) las condiciones laborales de nuestros compañeros sentimos la misma impotencia que cuando escuchamos al Presidente del Gobierno balbucear datos. Mi empresa además pertenece al sector turístico -ese que dicen que arroja buenos datos- y esa donde los trabajadores no han hecho otra cosa que trabajar “por encima de sus posibilidades”, esos mismos que de momento no se van a beneficiar de la “redistribución de la riqueza” que podrían generar esos datos.

Como muchos otros sindicalistas, mis compañeras (en este caso somos mujeres todas) y yo llevamos seis meses intentando cerrar algo que no sea un mal acuerdo para los trabajadores. Hay compañeros en otras empresas que llevan más tiempo, siempre con esa espada de Damocles encima, la de que si no hay acuerdo después de un año, los trabajadores se quedan sin convenio, de cabeza al fantástico Estatuto de los Trabajadores y al salario mínimo interprofesional, que en nuestro caso sería además “a tiempo parcial”.

¿Y todavía Mariano pretende hacernos creer que está del lado de los trabajadores y de la gente de a pie?. Tengo muy claro, en cualquier negociación –donde estén en juego derechos laborales o sociales-, en que lado de la mesa se sentaría Mariano Rajoy.

 APL

 limpiabotas

 

 

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