Que la crisis económica nos está jodiendo la vida nadie lo duda a estas alturas, que no sabemos hasta cuando y que encima no vemos luz al final del túnel, pues también.
Pero además esto, tiene perspectiva de género. Y seguro que alguien piensa…ya está ésta con lo mismo de siempre… pues sí. Y es que “la austeridad” y “los recortes” tienen cara y nombre de mujer (y no son ni Merkel ni Aguirre, precisamente…)
Como me gusta recordar cada vez que tengo la oportunidad de compartir espacio con otras mujeres: “las mujeres nos hemos incorporado al espacio público sin abandonar el privado, sin embargo nuestros compañeros no se han incorporado a este último” llamémoslo doble jornada, llamémoslo falta de corresponsabilidad o dificultades para conciliar, llamémoslo desigualdad…la cuestión es que esto produce un desequilibrio importante que se ha ido soportando gracias a unos servicios que forman parte de ese “Estado de Bienestar Social” tan maltratado e infravalorado en los últimos tiempos.
Los servicios públicos han jugado un papel importante en esto de nuestra incorporación a ese mundo también público, a salir de casa, a emanciparnos, a compartir y conquistar el mundo laboral.
Un sistema sanitario, una atención y cuidado a las personas mayores o dependientes y la escolarización de los menores han sido cuestiones clave. Sí, mejorable en el primer caso, por desarrollar en el segundo e insuficiente en el tercero, cierto. Y probablemente por ese motivo nos hemos incorporado “a medias” es decir, no en igualdad de condiciones. Pero a ver si encima va a resultar que antes de llegar a la meta nos damos la vuelta y caminamos hacia atrás…
Esta cuestión que me hace permanecer en constante estado de alerta y me da vueltas en la cabeza a diario, hoy lo ha hecho especialmente. Esta semana he tenido la oportunidad de participar en un encuentro con compañeras de origen marroquí pertenecientes a otros sindicatos, conversando con ellas, descubres que son perfectamente conscientes de que su situación va con mucho más retraso, pero su fuerza y compromiso las hace permanecer en el camino y avanzar poco a poco.
Y me pregunto:
¿Nos encontraremos en el camino?
Me encantaría que así fuese,
pero porque ellas hubiesen “dado un sprint final”,
nunca porque nosotras hayamos dado la vuelta y retrocedido.
Si se dejasen de prestar los servicios que, en mayor o menor medida, fueron sustituyendo nuestro trabajo en el espacio privado, en el hogar…no nos engañemos, las que volveríamos a casa seríamos nosotras, no ellos. No hemos avanzado tanto como para que se volviesen las tornas…además siempre existirá el argumento de “si hay que renunciar a algún sueldo, mejor el tuyo cariño, que es más bajo”…
“los recortes en servicios públicos no son sólo cosa de los trabajadores y trabajadoras del sector, lo son también de todas las personas como ciudadanos y ciudadanas”
Y como tantas otras veces pienso en violeta: esto no es sólo cosa de hombres, lo es MUY PARTICULARMENTE de mujeres. Así que allí estaré como mujer, como sindicalista y como persona comprometida con una sociedad igualitaria.
Pero sobre todo porque me gusta la calle,
me encanta lo público y me niego a “volver a casa”
APL
22 de septiembre, 2011.
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