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Sep
27

Mariano no nos quiere

Hoy al despertar lo primero que he oído en las noticias han sido las declaraciones del presidente de gobierno de España “felicitando” a las personas que no se manifiestan en nuestro país, las que según él permanecen en silencio, “los patriotas”.

Aún estaba medio dormida y en ese estado en que no sabe una si está soñando o lo que percibe es parte de la realidad, supongo que ha sido eso lo que ha hecho que en un principio me sintiera casi asustada…era como si de repente me hubiera quedado huérfana: el presidente del gobierno de mi país no me quiere porque me manifiesto en las calles. Y lo peor es que debe que debe quererme bien poco porque llevo haciéndolo mucho tiempo. ¡Qué agobio! Menos mal que pronto pensé en los ciento de miles de compañeras y compañeros que tengo en todo el territorio. Además caí en la cuenta de que cada vez somos más.

Desde que empecé a militar en el sindicato hace más de diez años he participado con muchísima gente en multitud de manifestaciones concentraciones, actos reivindicativos (que NO vandálicos) y huelgas contra los distintos gobiernos, partidos, empresas…Es verdad que ahora, con eso de que no se lleva “lo institucional”, se cuestionan todas las estructuras organizadas, sobre todo de una manera excesivamente piramidal, y también se dice que “no estamos” (y alguna reflexión tendremos que hacer al respecto, está claro, pero desde luego estar en la calle, no es que ESTEMOS, es que NO NOS HEMOS IDO). De cualquier forma como sindicalista me siento cada día más contenta de que seamos más en las calles, porque hay mucho por lo que luchar, en realidad, todo. Todo está en riesgo.

Cada uno a su manera, de distintas formas. Los sindicatos, las organizaciones sociales, las entidades de todo tipo conforman la sociedad civil organizada, que como indica su propio nombre “se organizó” de la mejor forma que tradicionalmente se ha encontrado para “aunar fuerzas”. Ahora se han sumado (bueno nos hemos sumado, porque yo misma, y me consta muchos de mis compañeros también participamos) las personas de forma anónima, convocadas de manera rápida y espontánea, lo cual no debiera ser excluyente. Esta cuestión que probablemente tenga que ver con una tendencia sociológica al individualismo al que, intencionadamente, se nos está abocando, en cualquier caso, insisto, SUMA y eso es siempre es positivo porque significa que la gente está despierta.

Con respecto a las personas que no se manifiestan, la verdad, no estaría yo tan tranquila como veo a Rajoy, porque si es cierto que hay parte importante de la población más apática, más “quemada” a la que le cuesta desplazarse a una manifestación, eso no significa que no esté de acuerdo con lo que se pide, se grita y se exige en ellas. Es más, yo de Rajoy me preocupaba porque entre esas personas hay mucho militante hiperactivo, de esos que no paran de darle a la lengua. Y así lo vemos en la cola del banco, lo escuchamos mientras hacemos la compra en la panadería y lo sentimos cuando nos tomamos esa cerveza que ahora nos duran en el vaso más que nunca.

A Mariano, entre una cosa y otra, la absoluta se le ha desvanecido en 9 meses. Y el presidente ha sufrido distintas metamorfosis. Ha pasado de “pancartero episcopal” en la oposición a “defensor de la causa obrera” en campaña electoral. Ya erigido presidente veo que ha pasado de “gobernador” a “patrono”. Y es que esos afectos entre la #CEOE y el #PP, por mucho que se pretendan disimular al final terminan saliéndole hasta por los poros. Me explico.

Volviendo a mi desagradable despertar de hoy, otra de las ráfagas que se me vino a la memoria, gracias a las manifestaciones del presidente del gobierno, fue el año 2006 en mi empresa. La huelga que convocamos UGT en plena negociación del convenio colectivo. La empresa no pudo abrir porque más del ochenta por ciento de la plantilla estaba en huelga, entre ellos, los responsables de abrir la empresa cada mañana. El comportamiento, que afortunadamente con el tiempo ha cambiado, de la empresa por aquel entonces fue “mariano total”, absolutamente dictatorial, de hecho tuvimos que denunciar (y ganamos) ante la Inspección de Trabajo la vulneración del derecho fundamental a la huelga.

En aquel momento, el objetivo de la empresa  por encima de todo era abrir, pasando por donde hubiera que pasar –incluso por encima de los trabajadores y trabajadoras- como Mariano hoy por encima de los ciudadanos y ciudadanas. Para ello, sustituyó a la plantilla en huelga por jefes y personal de subcontratas. Estos trabajaron sin clientes, pues como digo, estaba cerrado al público, pero no importaba, en ese caso pagar, salarios sin obtener ingresos, todo por la causa. Por supuesto, llamaron a la policía, amedrentaron y amenazaron a los trabajadores para que se incorporasen a sus puestos, etc. 

Pero lo mejor, lo mejor de todo, fue que “dieron de comer” gratuita y copiosamente a los trabajadores que no hicieron huelga, es decir, “los premiaron” por «esquiroles», por no reivindicar sus derechos. Miedo me dan los posibles premios de Rajoy, porque igual también le da por hacer distinciones en sus «medidas de austeridad» entre los que nos manifestamos y los que no lo hacen ¿o es lo que ya está haciendo?.

Pero es que claro, como dice Mariano, hay que arrimar el hombro, mirar por el objetivo común, ser patriotas y hacer esfuerzos por la empresa, perdón, la nación.

Me he querido extender en esta comparación porque, desde mi punto de vista, la lucha de clases hoy está más vigente que nunca, sigue habiendo ricos y pobres, poderosos y explotados. Y desde luego, los empresarios y la derecha ni están precisamente necesitados, ni gobiernan para los que menos tenemos. Así que sintámonos personas individuales pero agrupémonos en organizaciones y conformemos un colectivo que concentre nuestras fuerzas.

La verdad es que a estas horas de la mañana que ya estoy bien despierta
me importa poco que Mariano no nos quiera y nos repudie.
Habrá que ir pensando en alguien que nos adopte….

APL

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2 comentarios sobre “Mariano no nos quiere

  1. Es muy fácil hablar de quienes se manifiestan o no en España paseando por Nueva York mientras se fuma un puro. Es la viva imagen de dónde estamos nosotros y dónde están los políticos (no en Babia, sino más allá).

    Y, ¿qué quieres que te diga? Yo me siento orgullosa de que no nos quiera. Señal de que estamos despiertos y vivos, no como otros.

    Un abrazo:

    Ana

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