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Nov
11

Mujeres en huelga #14N. Nosotras con más RAZONES


Si la lucha de clases está más vigente que nunca, permitidme que os diga que la lucha de las mujeres, nuestras reivindicaciones, lo están aún más. Cosa que además, desde mi punto de vista no tiene porqué estar reñida, sino todo lo contrario.


Así lo pienso y así lo defiendo a diario, aunque esto me genere alguna que otra crítica, hasta en los ambientes más “progres”. Pero es que no todo vale. Nos hemos acostumbrado a defender la igualdad en buenos tiempos, a defenderla pero desde un prisma estético que no ético. Me explico. Estaba de moda defender la igualdad entre mujeres y hombres, se llevaba, quedaba muy bien y era una bandera, cómo decirlo… ¿muy «chic»? para políticos y organizaciones. Puede que hasta se haya caído en la contradicción de defender la igualdad “a modo de florero”. Por supuesto que me he cruzado, me cruzo y me sigo cruzando afortunadamente con mujeres y hombres que la defienden con verdadero ahínco, convicción y un trabajo serio y riguroso. Sin embargo, esos espacios donde se decide, las cúpulas, no sólo siguen estando masculinizadas, sino que cada día tengo más la impresión, de que justo ahí se ha defendido la igualdad “con la boca chica” y con “mujeres excusa” que nos han hecho flaco favor. «Otro gallo nos cantaría» si de verdad se hubiese tomado esa bandera como se toman otras.


Y quiero tomar como argumento dos cuestiones que últimamente me mantienen muy alerta.


Por un lado la llamada “PARIDAD”


Hemos ido avanzando, efectivamente gracias al empuje y a la lucha de muchas personas, pero ¡ojo!, todo muy medido y programado. Hasta las cuotas, la paridad está fijada en el 60/40 de cualquiera de los dos sexos (que no nos engañemos, el 40 en más del 90% de los casos nos toca a nosotras). Que yo sepa, la paridad de verdad, es el 50/50. Y fijaos cuando se quiere dar un paso más, en número o espacio, se monta “la de dios” literalmente. 

Un ejemplo reciente ha tenido lugar precisamente en Europa, continente referencia que ha sido -hasta hace bien poco- de modelo de bienestar social e igualdad. La comisaria de Justicia y Derechos Fundamentales, defensora a ultranza de los derechos de la Mujer se topó de bruces con el “patriarcado europeo” cuando intentó imponer la obligatoriedad de la cuota de “al menos” el 40% de mujeres en 2020 (¡¡¡ATENCIÓN: 2020!!!) en los consejos de administración de las compañías cotizadas.


La «DIVERSIFICACIÓN»


Otra de las cuestiones que, como digo, me pone en alerta, es esa diversificación a la que sospechosamente estamos asistiendo, y digo sospechosamente, porque nada es casual. De un tiempo a esta parte, como si ya “estuviéramos en nuestro sitio” y no hubiese que seguir insistiendo en la igualdad entre mujeres y hombres, surgen nuevos discursos y nuevos argumentos. También en torno a la igualdad, pero no entre géneros. Van dirigidos a otras reivindicaciones sociales, principalmente los jóvenes, los mayores, los inmigrantes, las personas con discapacidad… Efectivamente son colectivos con especial vulnerabilidad, a los que hay que defender y hacer bandera de ellos ¡como no!. Pero es que, ni siquiera en esto, podemos dejar de lado el género. Son las mujeres jóvenes, las mujeres inmigrantes, las mujeres mayores y las mujeres con discapacidad las que se ven, de nuevo, más perjudicadas en cualquiera de los planteamientos que hagamos. 

ES UNA DESVENTAJA SER MUJER EN ESTA SOCIEDAD DEL HOY 
cualquiera que sea el colectivo al que se pertenezca.


Insisto en recordar que el hecho de ser joven, ser mayor, ser inmigrante es, o puede ser, algo coyuntural. MUJER SE ES TODA LA VIDA. Por tanto la discriminación de género se arrastra en distintas formas, desde la juventud hasta la senectud, si se adquiere una discapacidad esta desigualdad se agravará y si tiene una que emigrar, también.


Si a esto le añadimos el hecho de que no somos UN COLECTIVO, SINO LA MAYORÍA DELA POBLACIÓN, la desigualdad y la discriminación hacia nosotras se convierte en algo OBSCENO E INMORAL.


Si hemos defendido la igualdad estética en buenos tiempos, peleemos la igualdad real ahora, son precisamente los malos tiempos los que generan nuevas oportunidades y abren nuevos caminos.


APL

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